Monday, January 10, 2011

Lo que varguitas no dijo

Ahora que Vargas Llosa está en boca de todos y su fama de escritor y estadista de talla mundial se ha elevado a niveles insospechados, no está de más recordar que un tiempo tan solo fue “varguitas”. He leído la segunda edición (después de 27 años) de Lo que varguitas no dijo (la hoguera, 2010), el texto de Julia Urquidi Illanes, la primera esposa del escritor. Debo empezar con una declaración, el libro es imprescindible. Digo esto porque ninguna biografía, literaria o no, puede ignorar este libro, pues describe con detalle los recorridos de los primeros años de la pareja en Europa, como dos mochileros de finales de los años 60, las sencillas y meditadas impresiones de Julia sobre lugares y personas, famosas o no, que le toco conocer junto a Mario, cuando vivían a salto de mata en pequeños apartamentos en Barcelona, Madrid y París. Así, en varias ocasiones, el texto de Urquidi es entretenido y no está exento de humor.

Después el libro abunda en el melodrama, los detalles brumosos de una relación que entre tire y afloja, se desmorona. En este sentido, el texto, el reportaje de una relación, se vuelve crudo, se vuelve cruel y doloroso para las partes involucradas, por tanto, es creíble. Tal vez esa la razón para que Lo que varguitas no dijo haya sido sistemáticamente ignorado por las grandes editoriales y empujado casi hacia los márgenes invisibles de la bibliografía sobre el escritor, pues nos presenta a un joven Vargas Llosa de múltiples rostros, demasiado imperfecto, demasiado hombre. Evidentemente, el texto es el testimonio de respuesta a las versiones literarias de la Tía Julia en la obra de Vargas Llosa. Por de más está decir que, como muchos escritores, Vargas Llosa, ha novelado tanto su vida que prácticamente la ha convertido en una ficción, en una formada creación, muchas veces, no del hombre que ha sido, sino del que ha buscado ser.

Hay algunos hechos que me llamaron poderosamente la atención, pues por más que me he esforzado en encontrarlos, no aparecen posteriormente elaborados en la literatura del peruano, tan afecto a hacer de un hecho biográfico (como Hemingway), la piedra fundamental que dé inicio a una historia. Su ausencia me hace pensar que hay tragedias, gestas o miserias demasiado grandes para ser contadas, situaciones que por más que uno se esfuerce, son muy dolorosas para hacerse literatura, tal vez porque son muy recientes, porque sólo le pertenecen a un pueblo o, en este caso, tan solo a una familia. ¿Cuáles son? Las respuestas las encontrará en el libro, pues es precisamente Lo que varguitas no dijo.

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